Las luces de la noche de Madrid dibujaban su rostro, conferían brillo a sus ojos, le alejaban tanto que parecía inalcanzable, quizás muerto.
Filigranas de humo salían de sus labios, jugando con la luz, con su rostro y con su pelo ...como me gustaría jugar a mi, enredándose sobre nostros en volubles jirones sobre el cielo, el cielo oculto, ocultas las estrellas por las luces de Madrid.
Y volver a observar su humo bajo la luz de las farolas, y volver a sentir que apenas ha pasado el tiempo, y volver a sentir que no nos estamos consumiendo,y volver a pensar que somos como antes, y volver a creer que no estamos muertos
Y dejar de observar el humo de sus labios
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